Un lugar, una época, una persona, un acontecimiento... está
claro que determinadas canciones nos marcan y provocan en nosotros una vuelta
hacia un hecho que dejamos en el pasado.
Según un estudio de Centro para la mente y el recuerdo de la
Universidad de Davis, California, la música se convierte en un evocador de
recuerdos al relacionarla con determinados acontecimientos de nuestra vida.
Este estudio determina que la música pone en funcionamiento
la parte del cerebro relacionada con la memoria. Según Petr Janata (profesor de
dicho centro), cuánto más evocador es el recuerdo de una canción, mayor
actividad se registra en el córtex prefrontal medial (relacionado con la
memoria, el placer y la emoción).
Este importante descubrimiento sirve para explicar por
ejemplo como en pacientes que padecen de Alzheimer y han perdido
considerablemente la memoria, la música todavía les sirve para evocar
recuerdos que de otro modo no conseguirían. La parte del cerebro donde
según el profesor Petr Janata actúa la música es de hecho una de las últimas
partes del cerebro que se ven afectadas por el Alzheimer.
Dejo aquí otro artículo relacionado:
“Craig Werner y Doug Bradley, profesores de la
universidad de Wisconsin, están escribiendo un libro que cuenta la historia de
la guerra en Vietnam a través de los temas cantados por las tropas en Saigón y
los alrededores.
En la obra intentan explicar por qué tantos veteranos de guerra no pueden liberar su mente de imágenes sangrientas, de soledad y de horror, vinculadas con su participación en la guerra de Vietnam, consigna un despacho de la agencia Ansa.
Werner expuso que las palabras y los discursos no son capaces de transmitir absolutamente la complejidad de la experiencia, "pero la música sí".
En los últimos tiempos, la relación entre la música y los recuerdos profundos es uno de los temas más investigados por estudiosos del cerebro.
Expertos de Harvard y de la Universidad McGill de Montreal analizan el nuevo campo de investigación desde el punto de vista neurológico.
Robert Zatorre trabajó con voluntarios a los que expuso a exámenes radiológicos del cerebro mientras escuchaban su música preferida.
"Esperaba que la corteza cerebral fuera activada", dijo Zatorra, quien descubrió en cambio que distintos tipos de música activan diversas partes del cerebro.
"Era como si la materia gris se encendiera como un árbol de Navidad", relató Zatorre.
Mientras los voluntarios escuchaban música, se activaron el lóbulo frontal y el temporal, este último relacionado con las emociones más viscerales: las que hacen llorar, reír y despertar el placer sexual.
El neurólogo Mark Jude Tramo explicó esas reacciones basándose en la hipótesis según la cual "la música jugó un rol significativo en la evolución de la humanidad".
"Los seres humanos -expuso- siempre comunicaron sus emociones más fuertes a través de sonidos como suspiros, gritos, llantos y exclamaciones".
Según Tramo, los rugidos y los gritos usados en el mundo animal para la supervivencia de la misma especie constituyen el "background" de la evolución del cerebro humano.”
En la obra intentan explicar por qué tantos veteranos de guerra no pueden liberar su mente de imágenes sangrientas, de soledad y de horror, vinculadas con su participación en la guerra de Vietnam, consigna un despacho de la agencia Ansa.
Werner expuso que las palabras y los discursos no son capaces de transmitir absolutamente la complejidad de la experiencia, "pero la música sí".
En los últimos tiempos, la relación entre la música y los recuerdos profundos es uno de los temas más investigados por estudiosos del cerebro.
Expertos de Harvard y de la Universidad McGill de Montreal analizan el nuevo campo de investigación desde el punto de vista neurológico.
Robert Zatorre trabajó con voluntarios a los que expuso a exámenes radiológicos del cerebro mientras escuchaban su música preferida.
"Esperaba que la corteza cerebral fuera activada", dijo Zatorra, quien descubrió en cambio que distintos tipos de música activan diversas partes del cerebro.
"Era como si la materia gris se encendiera como un árbol de Navidad", relató Zatorre.
Mientras los voluntarios escuchaban música, se activaron el lóbulo frontal y el temporal, este último relacionado con las emociones más viscerales: las que hacen llorar, reír y despertar el placer sexual.
El neurólogo Mark Jude Tramo explicó esas reacciones basándose en la hipótesis según la cual "la música jugó un rol significativo en la evolución de la humanidad".
"Los seres humanos -expuso- siempre comunicaron sus emociones más fuertes a través de sonidos como suspiros, gritos, llantos y exclamaciones".
Según Tramo, los rugidos y los gritos usados en el mundo animal para la supervivencia de la misma especie constituyen el "background" de la evolución del cerebro humano.”
Santiago Moro.
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